Pues sí,
se acaba el
año,
así, como si
nada,
como esa
novela que tanto esperamos
y de pronto nos
percatamos leyendo el final.
¿Un año
difícil, no?
¿Y cuál no
lo ha sido?
Pero, creo que es
algo bueno,
al fin y al
cabo, ningún “Best Seller”
ha llegado a serlo
con una
historia plana, sin emociones, sin retos, lágrimas y risas.
¿Qué título le
pondría?
“La Despedida”
El 2014 fue
año lleno de despedidas.
Me despedí,
de la ausencia
de muchas personas,
que después
de algún tiempo volvieron a estar presentes.
Me despedí,
De lo que
fui
y jamás
volveré a ser.
Me despedí de
personas,
de muchas
personas,
que agotaron
su aire
y ahora les
queda descansar.
Me despedí
de lugares,
de roles y
de oficios,
que
concluyeron su parte en esta historia.
Me despedí,
de bastantes
espacios vacíos,
que nuevos
amigos llegaron a ocupar.
Me despedí
de risas
y una que
otra carcajada,
que pude
liberar al espacio
en la
compañía de viejos y nuevos cómplices.
Me despedí
de presiones,
angustias y
menosprecios
con la ayuda
de maravillosos héroes
de los que
espero nunca tener que despedirme.
Me despedí,
del amor y
también de la soledad,
aunque sé
que ninguno de los dos
partirá muy
lejos.
Me despedí
de letras, canciones, poemas, tardes de café y noches de cine.
Me despedí
de todo,
Para darle
la bienvenida a todo.
Definitivamente,
el 2014 fue un año de despedidas, de ciclos que llegaron a su fin, un libro que
valió la pena leer.
Y hoy lo
termino como cualquier otro, con un poco de nostalgia y una sonrisa rebuscada;
pero sobre todo, con el entusiasmo y la esperanza de quien tiene al frente una
biblioteca repleta de ejemplares por leer.
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