31 de diciembre de 2014

Adiós 2014

Pues sí,
se acaba el año,
así, como si nada,
como esa novela que tanto esperamos
y de pronto nos percatamos leyendo el final.

¿Un año difícil, no?
¿Y cuál no lo ha sido?
Pero, creo que es algo bueno,
al fin y al cabo, ningún “Best Seller” ha llegado a serlo
con una historia plana, sin emociones, sin retos, lágrimas y risas.

¿Qué título le pondría?
 “La Despedida”
El 2014 fue año lleno de despedidas.

Me despedí,
de la ausencia de muchas personas,
que después de algún tiempo volvieron a estar presentes.
Me despedí,
De lo que fui
y jamás volveré a ser.
Me despedí de personas,
de muchas personas,
que agotaron su aire
y ahora les queda descansar.
Me despedí de lugares,
de roles y de oficios,
que concluyeron su parte en esta historia.
Me despedí,
de bastantes espacios vacíos,
que nuevos amigos llegaron a ocupar.
Me despedí de risas
y una que otra carcajada,
que pude liberar al espacio
en la compañía de viejos y nuevos cómplices.
Me despedí de presiones,
angustias y menosprecios
con la ayuda de maravillosos héroes
de los que espero nunca tener que despedirme.
Me despedí,
del amor y también de la soledad,
aunque sé que ninguno de los dos
partirá muy lejos.
Me despedí de letras, canciones, poemas, tardes de café y noches de cine.
Me despedí de todo,
Para darle la bienvenida a todo.

Definitivamente, el 2014 fue un año de despedidas, de ciclos que llegaron a su fin, un libro que valió la pena leer.
Y hoy lo termino como cualquier otro, con un poco de nostalgia y una sonrisa rebuscada; pero sobre todo, con el entusiasmo y la esperanza de quien tiene al frente una biblioteca repleta de ejemplares por leer.

23 de diciembre de 2014

Al final de mis veintes


Repaso cada cicatriz,
Cada pliegue ganado con el tiempo,
Minuciosamente,
Voy reconociendo cada historia,
Cada experiencia, cada dolor, cada alegría.

Logro palparme las marcas en las rodillas,
Señal de haber caído,
Mermadas quizá,
Por las de las manos,
Prueba indiscutible de haberme levantado.
Marcas en el pecho, en la espalda, dientes y corazón.

Al final de mis veintes,
Agradezco por tanta gente que me abraza el alma,
Que me ha dado aliento,
Que ha sido luz y sombra.

He empacado mi vida entera tantas veces,
Que ahora puedo entender que le pertenezco al mundo
Y  no a un sólo lugar.

He amado a quien nunca me amó,
Y también me ha amado quien no pude amar,
Tantas  veces y de tantas formas,
Que podría creer que al karma le gusta jugar de balanza.

Al final de mis veintes,
Puedo asegurar que la vida no me ha pasado,

Pero yo,
Yo sí he pasado por la vida!!!