Si se atreviera,
Si de una
vez por todas,
Decidiera rasgar
la veta que le baila en los ojos,
Y con los
recuerdos buscara ensordecer las voces,
Esas necias intenciones
que sólo tratan de librarnos batalla.
Si tan sólo
quisiera entender,
Que lo
espero quietamente
En los
sueños que antes nos agasajaban,
Que lo busco
en los recovecos de mi mente,
En donde su
sonrisa me abriga las mañanas frías,
Si tan sólo
me escuchara nombrarlo en plegarias nocturnas.
Si no dejara
entrar al miedo,
Al desconcierto
de esta lejanía,
Si le permitiera
al sol derretir
La llagas
que el pasado dejó.
Si tan sólo
me creyera,
Y confiara
en su cuerpo cuando le dice que me necesita,
Si no
callara al tambor que le habita en el pecho,
Cada vez que
siente que me acerco.
Si la obstinación
le permitiera ver,
Que también
es válido equivocarse,
Y que lo
quiero así,
Imperfecto,
Tosco en los
bordes y afable desde adentro.
Si tan sólo dejara
de musitar
Cuánto disfruta
que lo quiera,
Y pudiera
gritarlo al aire,
Para armonizar junto al alba,
Estos suspiros con los que le recuerdo.