29 de julio de 2013

Sin miedo

Si se atreviera,
Si de una vez por todas,
Decidiera rasgar la veta que le baila en los ojos,
Y con los recuerdos buscara ensordecer las voces,
Esas necias intenciones que sólo tratan de librarnos batalla.
Si tan sólo quisiera entender,
Que lo espero quietamente
En los sueños que antes nos agasajaban,
Que lo busco en los recovecos de mi mente,
En donde su sonrisa me abriga  las mañanas frías,
Si tan sólo me escuchara nombrarlo en plegarias nocturnas.
Si no dejara entrar al miedo,
Al desconcierto de esta lejanía,
Si le permitiera al sol derretir
La llagas que el pasado dejó.
Si tan sólo me creyera,
Y confiara en su cuerpo cuando le dice que me necesita,
Si no callara al tambor que le habita en el pecho,
Cada vez que siente que me acerco.
Si la obstinación le permitiera ver,
Que también es válido equivocarse,
Y que lo quiero así,
Imperfecto,
Tosco en los bordes y afable desde adentro.
Si tan sólo dejara de musitar
Cuánto disfruta que lo quiera,
Y pudiera gritarlo al aire,
Para armonizar junto al alba,
Estos suspiros con los que le recuerdo.

14 de julio de 2013

¿Pensás?

Se me disipa la fragancia,
Esa que cargabas aquella vez,
Cuando me observabas dormida,
Acariciándome el rostro,
Y súbitamente me besaste
Convencido, quizá,
De mi ausencia.

Trato de imaginar
El litoral de tu cuerpo,
Pero mis manos ya extrañan esas comisuras,
Y a mi boca se le ha prohibido invocarte.

Libero inconscientemente palabras al vacío,
Simulando que lográs oírlas,
Ansiando que este pensamiento carcoma los muros
Para que cada vocablo  llegue hasta vos.
Ahí,
Comienza la manía,
La implacable necedad de saber,
De resguardar al alma en preguntas.

Pensás en mí?
En aquel encuentro,
En la necesidad de tocarnos,
De abrazarnos,
De dibujarnos palabras en esta realidad.
Pensás en aquellos días?
En las risas,
Las discusiones,
Los arrebatos de pasión,
Los desbordes de cariño.
En tus manos en mi espalda.
Y mi corazón en tu pecho.
Pensás?

1 de julio de 2013

Con el mundo aparte

Sentada a lo lejos,
Empuñando sentimientos,
Intentando solapar ausencias,
Y camuflando huidas en el desespero de la luz,
Se ve ella.

Repasando con el alma,
Las líneas de aquella sonrisa;
Se le observa suspirando,
Embebida en el aroma que tiene ahora su memoria,
Dejándose sentir poro a poro,
Admirando como,
Con la brevedad que se disipan los atardeceres,
Se le van eclipsando cada uno de los vellos.
Se le advierte  titubeando entre juicio y anhelo,
Descolgando abrumada,
Cada imposible que lleva prendido del pecho.

Ella siente,
Seguro que siente.

Así se ve ella,
Reescribiendo historias,
Con la mirada vidriosa,
Y la necesidad de una sonrisa
Queriendo colársele entre los dientes.

Se le reconoce,
Intentando,
Con los hilos de su lápiz
Y la astucia de sus manos,
Enramar el camino que se perdió en la neblina,
El que creyó no llevar a ningún lado.
Dibujándole pasadizos y atajos,
Para que al acabar su paso
Logre reposar siempre
En la calma de sus fuentes.

Muchos la ven,
Sentada,
Sonriendo disimuladamente,
Aferrándose al aroma de aquel encuentro,
Esperando que,
Con el mundo aparte,

Él se siente también.