Lo conocí
una vez,
En la
oportuna luz que se desvanecía,
Entre
cervezas y vinos
Lo descubrí.
Recuerdo
verlo,
Atento a su
dama,
Sonriente,
Recuerdo
verlo
Y no pensar
nada.
Lo conocí
una vez,
Y no me hizo
sonreír.
Lo encontré
después,
Entre
mensajes perdidos
En un viejo
computador,
En esta
ocasión sin su dama,
Sonriente
igual.
Recuerdo
leerlo
Y pensar
“que ironía!”
Lo encontré
después,
Y reímos
juntos.
Hablamos,
Sonreímos,
Lloramos
penas,
Nos perdimos
para volvernos a encontrar.
Lo esperé
una vez,
Le tendí mi
cama,
Y le
obsequié a mi familia,
Y esta vez,
Su sonrisa
era mía.
Recuerdo
escucharlo
Y vernos
desaparecer.
Lo esperé
una vez,
Y algo
cambió.
Lo busqué
mil veces,
Y dos mil
veces lo encontré,
Lo sentí
Y quisiera
creer él me sintió igual.
Mil veces lo
busqué,
Apostándole
a su sonrisa,
Ganándole
caricias
Robándole
sueños.
Dos mil
veces lo encontré,
Aprisionado
en mis párpados
Liberando a
mi sombra,
Huyendo de
sí mismo
O quizá de
mí.
Lo conocí
una vez,
Atento a su
dama,
Y luego su
dama fui yo,
Lo besé en
la frente
Y lo vi
marcharse,
Lo conocí
una vez
Y ahora
quisiera no reconocerlo
En las
esquinas de mi cielo,
Quedándose,
O
seguramente intentando desaparecer.