He resuelto
soñarle,
En los
rostros perdidos de la calle,
Me percato
imprimiendo sonrisas,
Queriendo reproducir
la que alguna vez le pillé en un descuido.
Sonrisa
cálida y sincera,
Sedienta,
Sonrisa
rebelde,
Sonrisa impertinente.
He resuelto
soñarle,
Complacer las
esquinas de mi cama,
Con el
recuerdo de su cuerpo,
Tan suyo
como mío,
Tan mío como
la memoria en la que permanece intacto;
Sus manos
jugueteando,
Dibujando
hábilmente litorales en mi espalda,
Donde
la carretera por la que su lengua transita
Se rinde ante el consumador deseo.
He resuelto
soñarle,
Cuando el
aroma de su alma
Merodea mis
desvelos,
Cuando desde
el universo oculto de sus miedos,
Se disfraza de
excusa cualquier motivo,
Cuando ha
intentado olvidarme,
Y cuando,
derrotado por sí mismo,
Encuentra la forma de volver.
He resuelto
soñarle,
Pasear a su
lado,
Besar sus
manos,
Acariciar su
cabello,
Soñarle
feliz,
Despierto,
Soñarle a mi
lado,
Soñarle
riendo,
Soñarle llorando,
Cuando la
luz se apaga,
Y en cada
amanecer,
He resuelto
soñarle en noches frías,
Cuando el
calor me desnuda,
Soñarle cuando
viene,
Soñarle al
partir.
He resuelto
soñarle,
Porque así
me lo invento,
Así lo
dibujo y desdibujo
Y más aún,
Porque así,
Lo puedo
sentir.