13 de noviembre de 2013

¿Volamos?


Aunque el miedo carcoma y algún día se deba aterrizar…
Le extiendo una invitación a su inconsciente,
Para que se pasee en los senderos,
Éstos, que el mío ha preparado para su placer.

A las palabras que sus labios no han resuelto pronunciar,
Les ofrezco mi piel,
Para que la usen cual lienzo libre,
Y así puedan plasmar
Todo aquello que aún no logran decir.

He guardado, recelosa,
Compartimentos secretos,
Para que sus desvelos encuentren descanso.
Y una nube de caricias,
Tengo dispuesta,
Para cuando sus pies dejen de regalarle besos al suelo.

He ahorrado sonrisas,
Para los chistes que hemos olvidado contar,
Y elaboradas cenas,
Para saciar el hambre de nuestros huesos.

Las preguntas que sus ojos no dejan  de formular,
Encontrarán respuestas
Al posar su cabeza sobre mi pecho.
Y entre arpegios,
El aire encontrará sus colores.

Tengo al corazón listo,
Para sincronizarse al ritmo de sus pestañas,
Y un libro en blanco,
Para mejorar la historia.

He aprendido el arte de esperar,
Para cuando sus sueños se pierdan en el camino.
Y he apostado contra las aves,
Mis raíces por sus plumas,
Permitiéndome perder el abismo.

Y he decidido volar,
Sólo si usted vuela conmigo.

4 de noviembre de 2013

El Almanaque

El almanaque,
Pálido y cada vez más delgado,
Fallece lentamente ante el deseo de una sorpresa,
Esperando,
Pacientemente,
Toparse con algún desborde de pasión,
De amor,
De complicidad.

Con alguna melodía acompañándolo,
Va marcando cada día,
Sumando ganas,
Esas que le ha visto guardarse,
Buscando la fórmula exacta
Para transformarlas,
Para convertirlas en lujuria con forma de besos,
Cuando al fin,
Su presencia deje de ser ilusión.

Cada vez más pálido,
La observa a ella,
Imprimiendo letras que nadie leerá,
Rescatando algunas
Que hará públicas.
La contempla soñando,
Cuando aún no se ha logrado dormir,
Cantándole al papel,
Hablándole sobre una historia,
Dándole detalles que él aún desconoce.
Celoso, entonces,
Hace que los días corran maratones,
Queriendo robarle la historia,
Pero el papel es sabio
Y ha sabido guardarla con cautela.

Los días corren cada vez más rápido,
¡Astuto almanaque,
Que les ha enseñado bien!
Ella los busca,
Recorre las calles ansiosa,
Añorando tropezar con aquella voz,
Buscando el camino
En  el que quedaron sus uñas,
Las que le arrancaban la tristeza,
Extrañando desmesuradamente
Esas risas que lavaban cada lágrima,
Esa presencia,
Su presencia,
Que le completaba el alma.

Así la observa el almanaque,
Así ríe perversamente,
Así la odia amorosamente.

Ella escribe,
Y en un descuido
El almanaque lo logra ver:
¿Podrías venir?
¿Podríamos aniquilar toda intención de este malvado almanaque?
Así el tiempo sería nuestro,
El pasado y el destino,
Igual,
Así podríamos encerrar en cuartos de olvido a quién ha querido robarse nuestra historia,
Y dejar junto al almanaque
Toda deshonra de este amor,
Tan nuestro,
Como mi deseo de estar junto a vos.

Así la observa el almanaque,
Así ríe perversamente,
Incluso más fuerte aún,
Así la odia amorosamente,
Así se da cuenta,
Que no hay batalla que le pueda ganar.